viernes, 24 de marzo de 2017

LEVI PARHAM, en la sala Acapulco, el día 27 de marzo



Los caminos el rock de raíces norteamericanas son inescrutables. Y las cosas van, quizá, demasiado rápido. Por eso los grupos y los nombres pasan, paran en tu reproductor y pocos tienen lo necesario para quedarse. El paraguas del Americana, ese que muchos defenestran sin rubor olvidando lo mucho que nos ha dado y nos sigue dando, ha servido para dar cobijo a demasiados proyectos sin prácticamente nada que aportar. Y quizá ahí es donde se ha producido el error. En eso sí que el Americana es culpable. Culpable de tragar con cualquier cosa que estuviera protagonizada por guitarras acústicas, mandolinas y dobros. Culpable de acoger a cualquiera que dijera que amaba a Hank Williams y a Johnny Cash pero que había venido a actualizar sus propuestas. Y culpable de encumbrar a productos sin alma, generalmente clonados entre ellos. Pero afortunadamente Levi Parham es inocente. Porque su música es un soplo de aire fresco para todos aquellos que seguimos creyendo que estamos ante el estilo más importante desarrollado la última década del siglo pasado y la primera de este. Es inocente de hacer malas canciones. Porque todas y cada una de las incluidas en "These American Blues", su puesta de largo, tienen algo que decir. Porque Levi, oriundo de Oklahoma como Woody Guthrie, uno de sus ídolos, ha venido a ocupar el espacio que dejó Ray Lamontagne cuando dimitió como rey del country soul del nuevo milenio. Y además lo ha hecho bien acompañado. Jimmy LaFave, uno de los grandes desconocidos del rock norteamericano, se ha encargado de la producción de un disco enorme porque cree “que es uno de los grandes talentos jóvenes que existen. Yo he llegado con mi música a donde he podido y ahora me he concentrado en apoyar a gente joven que puede llegar lejos. Levi es uno”. Aunque de algo sí que es culpable Levi Parham. Firmemente. Sin presunciones. Culpable de que "These American Blues" no deje de girar, girar y girar en mi reproductor.

Eduardo Izquierdo

Como es habitual, el precio de las entradas para el concierto es de 12 €, en venta anticipada, y 15 € en taquilla, el día del mismo. Las entradas estarán a la venta en los lugares habituales: en Gijón, en la recepción del Casino de Asturias, el Honky Tonk Bar y Librería Paradiso, y en Oviedo, en el Rocket Rock Club.








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